EL MUNDO
August 18, 2020
Mientras que su padre, Arthur Schneier, abonó el terreno para el diálogo entre judíos y cristianos, su hijo decidió superarlo acometiendo un desafío aún más difícil: acercar a judíos y musulmanes, ejerciendo de asesor de múltiples líderes árabes.
Tras el anuncio de la normalización de las relaciones entre Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel que estos días disfrutan de una luna de miel incluso antes de la firma en la Casa Blanca, el Rabino Marc Schneier se muestra igual o quizá más exultante que el príncipe heredero Mohamed bin Zayed y el primer ministro Benjamín Netanyahu. Para el conocido rabino de Nueva York no solo es un acuerdo con efectos geoestratégicos sino un triunfo personal tras más de una década de íntimo diálogo con dirigentes políticos y religiosos del Golfo Pérsico destinado a fomentar el acercamiento interconfesional y las relaciones entre el Estado judío y los países árabes.
“Se trata de un momento histórico en la región y, a nivel personal, muy emocionante porque estuve involucrado en los contactos. Desde hace 12 años viajo con frecuencia al Golfo Pérsico trabajando para reforzar las relaciones con Israel”, comenta por teléfono a EL MUNDO desde Estados Unidos.
Mientras su padre, el rabino Arthur Schneier, fue un reconocido promotor del dialogo entre judíos y cristianos, él se centra en el encuentro entre judíos y musulmanes. “Somos todos hijos de Abraham y por eso el acuerdo se llama el Pacto de Abraham“, añade el rabino asesor del rey de Bahrein, Hamad bin Isa Al Jalifa.
Pregunta.- Desde hace años hay buenas relaciones entre Israel y EAU ¿por qué ahora se oficializan y se convierten en diplomáticas?
Respuesta.- Es la combinación de tres factores. En primer lugar, la necesidad de cooperar contra el Covid-19 que nos amenaza a todos. Dirigentes del Golfo Pérsico me dijeron que si juntan sus recursos con la tecnología y conocimientos de Israel tendrían éxito para combatir el virus y encontrar una cura para sus pueblos y todo el mundo. La posibilidad de la anexión israelí era un asunto problemático que preocupaba a EAU. La tensión desembocó en este acuerdo para quitar la anexión de la mesa. En esencia, y es importante para los palestinos, este acuerdo supone la vuelta a la solución de dos Estados. Por último, la amenaza creciente de Irán sobre Israel y los países del Golfo les acerca.
P.- Según un sondeo, el 76% de israelíes prefiere este acuerdo a la anexión del 30% de Cisjordania como establecía el Plan Trump. ¿Le sorprende?
R.- No. Recuerde que uno de los principios básicos del judaísmo es la búsqueda de la paz. Su valor es mayor al del territorio.
P.- ¿Me puede contar algo de sus viajes al Golfo Pérsico?
R.- Estoy orgulloso de mi relación con muchos dirigentes del Golfo Pérsico y líderes religiosos musulmanes. Creo que uno de mis éxitos es haber logrado hacerles entender mejor el significado de Israel para el pueblo judío. En mi primer viaje allí, me dijeron: “Rabino, no tenemos nada contra los judíos, el asunto es el sionismo”. Les expliqué que para el pueblo judío Israel no es un asunto político sino un núcleo fundamental del judaísmo y que para tener un dialogo sincero con el judaísmo, deben reconocer la dimensión religiosa judía de Israel. La plataforma interreligiosa tuvo una gran contribución para que ahora podamos celebrar este histórico acuerdo de paz.
P.- Pero ¿qué le decían antes? ¿Que la normalización debía esperar a la solución del conflicto con los palestinos?
R.- Me decían que antes deseaban ver ciertos movimientos entre israelíes y palestinos. No era tanto solucionar el conflicto como avanzar en la dirección positiva. El verano pasado, asistí en Bahrein a la Conferencia de Paz y Prosperidad con representantes de EAU, Arabia Saudí, Bahrein y Catar. No hubo ninguna resolución sobre el conflicto palestino pero estos países del Golfo llegaron a la conclusión que debían intervenir por ejemplo permitiendo un gran entorno económico a los palestinos.
P.- ¿Cuáles son los frutos para israelíes y emiratíes?
R.- Se trata de un acuerdo más importante que el firmado por Israel con Egipto (1979) y Jordania (1994). En esta ocasión el objetivo es crear oportunidades, avances tecnológicos, incentivos económicos, inversiones y construir la zona económica más poderosa en el mundo. Con el acuerdo todos ganan, incluyendo los palestinos al ofrecerles nuevas oportunidades económicas.
P.- Pero el liderazgo palestino denuncia que EAU les ha traicionado por normalizar sus relaciones con Israel sin que haya solución a su causa. ¿Cree que el acuerdo empeorará la situación entre israelíes y palestinos o reactivará el dialogo?
R.- Al final, los palestinos acudirán a la mesa de negociaciones y reconocerán el papel de EAU que logró rescatar la fórmula de dos Estados. Creo que es cuestión de tiempo para que lleguen a una conclusión positiva para su pueblo. El acuerdo es bueno para ellos.
P.- ¿Bahrein será el siguiente?
R.- Creo que sí. Uno o dos países del Golfo Pérsico seguirán el camino de EAU hasta finales del 2020. Hay una sana competencia entre Bahrein, Catar, Arabia Saudí y Omán. [Este lunes dialogaron por teléfono los ministros de Exteriores de Israel y Omán].
P.- ¿Cree realmente que Riad dará el paso?
R.- En Arabia Saudí hay un conflicto generacional sobre Israel entre la vieja guardia y las nuevas generaciones. El acuerdo con EAU puede animar no solo al príncipe Bin Salman, que sí desea hacerlo.
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