Agencia EFE
Ana Cárdenes
dic | Jerusalén | 25 dic. 2018
El rabino estadounidense Marc Schneier, conocido informalmente como “el rabino del Golfo” o “el rabino del mundo árabe”, asegura en una entrevista con Efe en Jerusalén que Israel establecerá relaciones diplomáticas en 2019 con algún país del Golfo Pérsico.
“En los últimos tres o cuatro años han tenido lugar avances significativos en las relaciones entre Israel y los seis países del Golfo”, afirma con rotundidad este rabino, una de las personalidades judías más conocidas en el mundo árabe por su trabajo desde hace dos décadas en encuentros interreligiosos.
Schneier, que vive en Nueva York pero es un habitual en Jerusalén porque desde aquí -a través de Ammán (Jordania)- le resulta más fácil viajar a los países del Golfo, donde pasa buena parte de su tiempo, cree que Bahrein será el primer país de esa región en establecer relaciones con Israel, y que lo hará el próximo año.
“De los seis caballos en la carrera -Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Catar, Kuwait, Omán y Bahrein-, creo que Bahrein será el primero y el segundo podría ser Catar”, avanza.
Este religioso, de la sinagoga del privilegiado enclave The Hamptons, mantiene relaciones muy cercanas con las distintas casas reales de la zona y no duda en afirmar que, en cada visita que hace, nota más claramente “un deseo de establecer relaciones” con el estado judío.
Muchos atribuyen este viraje en la política tradicional de los países árabes a la visión de Irán como un enemigo común con Israel, pero Schneier reduce el peso de esta cuestión.
“Muchos creen que Irán es el factor número uno y yo creo que no, que es el segundo. El primero es la economía”, asevera.
Los estados del Golfo “tienen dos amenazas existenciales, una es Irán, pero la otra es la amenaza de las economías decrecientes, en términos de la bajada de la demanda de petróleo. Líderes prominentes de Arabia Saudí están muy centrados en transformar su economía antes de 2023 y creen que no podrán hacerlo sin Israel”.
Altos cargos de Catar también le han transmitido que creen que “con su dinero y la tecnología israelí podrían crear la región más poderosa del mundo”.
Un tercer factor para el acercamiento es el deseo de esos países de “hacer más sólida su relación con Estados Unidos, y en particular con la Administración Trump”, algo a lo que creen puede ayudar Israel, en gran sintonía con la Casa Blanca.
Un cuarto aspecto relevante es, a su entender, un “deseo genuino” de acercamiento interreligioso en el que líderes islámicos del Golfo tratan de superar la división con el judaísmo.
Según él los líderes de estos países “ya no diferencian entre Israel y el judaísmo”, sino que lo ven como una misma cosa.
“Ya nunca oigo la manida expresión de: no tenemos nada contra los judíos, es solo contra el sionismo”, asegura, y añade que cada vez es mayor la conciencia de que judíos y musulmanes tienen “una fe común y un futuro común, como hijos de Abraham”.
Respecto a los palestinos, el cambio fundamental que ve en el Golfo es que, hasta ahora, los países árabes creían que israelíes y palestinos tenían que alcanzar la paz primero y luego ellos establecerían relaciones diplomáticas, mientras que “ahora valoran que si ambas partes inician conversaciones, ellos pueden hacer simultáneamente el reconocimiento”.
El presidente palestino, Mahmud Abás, instó recientemente a los países árabes y musulmanes a mantener su posición de no reconocer a Israel hasta que no haya un acuerdo que ponga fin al conflicto.
Schneier sin embargo opina que la normalización de relaciones entre el mundo árabe e Israel puede beneficiar e incluso posibilitar un futuro acuerdo de paz.
Y cree que ese es el camino que se ha iniciado, demostrado en pasos muy visibles en los últimos seis meses.
Entre ellos, enumera el viaje a Omán del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, los mensajes en Twitter del ministro de Exteriores de Bahrein (Jalid bin Ahmed al Jalif) bendiciendo una operación militar israelí contra túneles de ataque de Hizbulá desde Líbano y aplaudiendo a Australia por su reconocimiento de Jerusalén Oeste como capital de Israel.
También menciona la cooperación de Catar con Israel en Gaza, o el reciente viaje de la ministra de Justicia de Israel a Abu Dhabi (EAU) y las declaraciones del príncipe saudí Mohamad bin Salman, que dijo “muy públicamente” en abril que Israel tiene derecho a existir, en unas declaraciones nada habituales en la región.
“De todos los países del Golfo, el más visible y más público en su apoyo a Israel es Catar”, asegura el rabino, que mantiene una relación de más de una década con las familias reales saudí, qatarí y de Bahrein, y desde hace varios años con las casas reales de EAU y Omán.
Schneier es asesor del Centro Interreligioso del rey Abdala en Viena, también del centro similar en Doha y hace dos semanas el rey de Bahrein nombró “asesor especial” a este judío, que afirma sin dudas que “se siente más cómodo con la kipá (solideo judío que cubre la cabeza) en Kuwait que en Berlín”.
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